jueves, octubre 07, 2004
Entre muchos animales del Reino del Señor podemos encontrar a unos muy simpáticos, les tengo aquí a mis favoritos, mi mascota Allan Poe y a la bella, polifacética, telentosa, inigualable, erótica y sensual Sardina:

Arrastrándose y reptando, moviendo la cola espasmódicamente y con ojos bailarines mi dulce iguana me susurra por las noches que maldades escribir, si las brujas de la santa inquisición tenían a sus demonios familiares en forma de mascotas, Astrompeta también.

Paseando por los pasillos del súper mercado, buscando patas de araña y alas de murciélago -ingredientes cuyo propósito era formar parte de un brebaje para que Paulina fracasara en el Auditorio Nacional (lo cual no requería mi ayuda, pero había que asegurarse, ¡y fracasó!, ¡juar, juar!)- me llegó un olor medio nauseabundo, como a frutsi de guayaba con salsa BBQ, al voltear en la dirección de donde venía tan fétido aroma vi a mi bella, mi hermosa, mi inigualable Reina Sardina (entérense de su última bribonada visitando su blog). Antójense con su apetitosa fotografía.