sábado, mayo 08, 2004
El intrépido y bubufantástico regreso de Astrompeta
Amigos, ¡he vuelto!, después de estar 11 meses en un hospital a causa de un fatídico atentado, perpetrado por los clubs de fans de nuestras estrellas favoritas (en especial unas fans de A-Teens y el club Mundo de Cristal de Thalía), que me dejó más tullido y cyborg que los mismísimos Daft Punk. Vuelvo con la lengua más viperina y venenosa que nunca, mucha mala vibra y humor negro (¡y con el aura más puerca que una mugrienta y pútrida mazmorra de la Poquianchis!).
Desde mi incómoda cama de hospital y en aquella funesta y sórdida habitación donde se nos obligaba a ver ininterrumpidamente “Vida Tv” no pude mantenerme inactivo, así que lleno de aburrimiento, rencor y frustración, me dediqué (de incógnito, claro, bajo los pseudónimos “muchacho italiano viene a casarse”, “niño amado mío”, “Mariano de la noche” y “El hijo del jardinero”) a escribir perversos y maquiavélicos artículos para “Selecciones de Readers Digest” como:
-“Salvemos a la ballena azul”
-“Ana Guevara, dulce tentación”
-“Una Navidad muy especial”
-“Momentos inolvidables”
-“Mi perrito Slappy”
Artículos donde plasmé todos mis traumas de la infancia, provocados por melodramas japoneses disfrazados de caricaturas (Anthony!!!...). Hoy regreso a ustedes suplicante, cual Pato Zambrano rogándole perdón de rodillas a la Tigresa, pretendiendo que no dejen de leerme y enviar e-mails amenazantes y una buena dotación de palelocas y mentadas de madre, ¡LOS QUIERO!.
Suyo
Astrompeta
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Amigos, ¡he vuelto!, después de estar 11 meses en un hospital a causa de un fatídico atentado, perpetrado por los clubs de fans de nuestras estrellas favoritas (en especial unas fans de A-Teens y el club Mundo de Cristal de Thalía), que me dejó más tullido y cyborg que los mismísimos Daft Punk. Vuelvo con la lengua más viperina y venenosa que nunca, mucha mala vibra y humor negro (¡y con el aura más puerca que una mugrienta y pútrida mazmorra de la Poquianchis!).
Desde mi incómoda cama de hospital y en aquella funesta y sórdida habitación donde se nos obligaba a ver ininterrumpidamente “Vida Tv” no pude mantenerme inactivo, así que lleno de aburrimiento, rencor y frustración, me dediqué (de incógnito, claro, bajo los pseudónimos “muchacho italiano viene a casarse”, “niño amado mío”, “Mariano de la noche” y “El hijo del jardinero”) a escribir perversos y maquiavélicos artículos para “Selecciones de Readers Digest” como:
-“Salvemos a la ballena azul”
-“Ana Guevara, dulce tentación”
-“Una Navidad muy especial”
-“Momentos inolvidables”
-“Mi perrito Slappy”
Artículos donde plasmé todos mis traumas de la infancia, provocados por melodramas japoneses disfrazados de caricaturas (Anthony!!!...). Hoy regreso a ustedes suplicante, cual Pato Zambrano rogándole perdón de rodillas a la Tigresa, pretendiendo que no dejen de leerme y enviar e-mails amenazantes y una buena dotación de palelocas y mentadas de madre, ¡LOS QUIERO!.
Suyo
Astrompeta
